María Guillén Miranda





A menudo llevamos un ritmo frenético en la vida.
No nos planteamos nuestras decisiones antes de tomarlas.
Sin pensar a donde nos lleva todo, a donde queremos llegar en nuestra vida.
Pero es bueno, de vez en cuando, pararse y reflexionar cuales son nuestras metas, nuestros objetivos, por qué no los hemos cumplido ya y decidir empezar desde ese momento el camino para lograrlo.

Porque, si somos más felices cuando logramos las cosas que realmente queremos en la vida,

¿Por qué no intentarlo con todas nuestras fuerzas?



Como consecuencia de esto, decidí que la mejor manera para poder sentir que de verdad me había fijado mis objetivos era escribirlo. Pero no servía solo con escribirlo y dejarlo colgado en mi habitación, porque, como en otras ocasiones ya había ocurrido hubiera terminado retocándolo, cambiándolos, acomodándolos a unos objetivos o metas mas sencillas, más fáciles de alcanzar. Por esto había que llevar la carta a otro lugar y dejarla allí para que ya no hubiera vuelta atrás, no hubiera excusas. Y, ¿qué mejor manera que volando hasta Tenerife y tirar la botella al mar para que se la llevase?.






A continuación se encuentra el link al video que reproduce todo lo ocurrido:


https://www.youtube.com/watch?v=cc2_UwyYkxo

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